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16-May-2009 --
Esta cacería nace del entusiasmo de un grupo de aficionados a los GPS, pertenecientes el Grupo GPSYV, que después de alcanzar la confluencia N°10 W°68 y aupados por la alegría del triunfo, deciden continuar con la confluencia N10 W69, ubicada en los límites de los estados Lara y Yaracuy, en Venezuela.
Salimos de N10 W68 a la 1.30pm, debíamos tomar la carretera troncal, de regreso hasta la ciudad, donde tomaríamos la vía hasta las poblaciones de Chivacoa o Yaritagua, no teníamos ninguna ruta prevista; simplemente guiados por nuestros GPS, y el entusiasmo de la aventura. La caravana estaba compuesta por 8 vehículos: Una Ford Explorer, una Pickup Dodge Dakota, una Toyota 4Runner, una Chevrolet Trail Blazer, un Fiat Uno, un Chevrolet Sunfire y un Mazda 626 . Los asistentes eran: Andres Amadio, Damián Castro, Manuel Balza y señora Aura Colina, Demetrio Rey, Edgar Méndez y su señora Daisy Torres e hijo Daniel; Eduardo Fernández, Hernan Pell y su hijo Diego, Jean Hendrickx, Luis Molina, Rainer Bostelmann, Vicente Santorsola y Vincenzo Vecchio, su señora Mónica e hijo Emanuele. Kleyver Requena y su señora, quienes nos acompañaron en la cacería de la confluencia N10 W68, debieron retirarse por compromisos previos.
La gran duda era: Debíamos seguir, rodando más de 180 kms (110 millas) sin haber almorzado, y aprovechar la luz diurna, o reponer fuerzas y descansar, pero aventurarnos en la oscuridad por territorio desconocido y sin saber los peligros existentes? Nos decidimos por la primera opción: Haríamos la segunda cacería y luego podríamos comer con la satisfacción de haber alcanzado dos confluencias en un mismo día siendo además esta nuestra primera caza de confluencias!!
A las 3.30pm nos detuvimos en una estación de servicio en las cercanías de la población de Chivacoa, estado Yaracuy, a fin de refrescarnos, comer algo ligero y discutir la mejor ruta. Sin saber que ruta nos convenía más (ya que habían varios vehículos que no podían pasar por caminos sin asfaltar), decidimos consultar a nuestro ‘Cicerone virtual’ el moderador, amigo y cazador de confluencias, Sr. Alfredo Remón, quién nos esbozó las condiciones de las principales vías: Una corta y accidentada, otra más larga, pero en mejor estado.
Aquí, nuevamente discutimos las opciones, y decidimos que era preferible seguir la ruta más corta, buscaríamos un sitio donde reguardar los vehículos que no eran 4x4 y seguiríamos en las camionetas. Así se hizo, y se encontró un sitio donde un gentil lugareño nos ofreció resguardo para los vehículos. Luego de reacomodarnos, seguimos, la vía era de tierra, lisa, pero con algunas partes abruptas, cruzamos un par de lechos de ríos, aunque secos; pero el terreno evidenciaba las lluvias caídas el día anterior. Los caminos eran usados por camiones, tractores agrícolas, y los pocos vehículos de los habitantes de la zona.
El mapa que poseíamos (Nuestro querido VENRUT), tenía algunas imprecisiones en las vías de la zona, eso, y la falta de señalización, dificultó nuestra orientación, pero el sentido de orientación, y –por supuesto- nuestros GPS, indicaron la vía correcta; sinuosa y entre árboles y arbustos; el escenario era digno lienzo de cualquier retratista. Grandes sembradíos, con un verdor insidioso, inquieto, buscando herir los ojos con los reflejos de un sol que no existía, el cielo nublado, mientras que el día languidecía, eran las 4.30pm, y estábamos a unos 15 Kms (9 millas) de la confluencia.
La lluvia había llenado muchos baches de agua, haciendo que los vehículos (no acondicionados para el Off Road), danzaran al ritmo de los cambiantes dígitos; el cansancio y el hambre se veían eclipsados por la emoción de la cercanía de la confluencia. El último trecho, de unos 800 metros (0.5 milla), se presentaba particularmente difícil, como para amedrentar a los nuevos, tratando de que el paso final, desinflara el ánimo de los aventureros pero nuestro espíritu y afán perduró.
Hicimos acopio de nuestras habilidades como conductores, guiando a los vehículos dentro de los charcales y zanjas, hasta que llegamos frente a una humilde morada, donde se vislumbraban algunas personas, un sembradío y algunos animales. Se dialogó con el señor, nuevamente solicitando el respectivo permiso. Al lograrlo, ya avezados cazadores, logramos la confluencia en unos pocos minutos, eran las 5:50 pm. Se documentó el sitio, ubicando los puntos cardinales, y se tomó la evidencia fotográfica. Dos confluencias cazadas en un día!! Y las primeras en nuestro haber. Agradecimos el permiso otorgado, y nos marchamos de regreso.
Ya la noche caía sobre los arbustos, al buscar los vehículos, compartimos un sabroso café y unos momentos con los habitantes del fundo donde habíamos dejado los vehículos, la camaradería y el buen humor afloraron rápidamente, pero se impusieron el hambre y el sueño; así que retomamos la vía asfaltada, rumbo a Miranda, donde algunos degustaron una bien merecida cena con Cachapas, Carne, Queso y otros deliciosos manjares.
Con la noche, el grupo se fue deshaciendo, los compromisos adquiridos con familiares, el cansancio y la lluvia, hacían que los miembros fueran retornando a sus hogares, hasta que los que vivían en Caracas llegaron a su casa a las 12.40 pm, la aventura que comenzó a las 7.30am llegaba a su fin.
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16-May-2009 --
This expedition was born out of enthusiasm from GPS fans, members of the GPSYV group; who after reaching confluence N°10 W°68 that same day, decided to continue the adventure visiting confluence N10 W69, located at the border between Lara and Yaracuy states, in Venezuela.
We left N10W68 at 1:30pm. We took the main road to go back to Valencia, where we would follow the road to Chivacoa. We assembled a 8-vehicle convoy (one less than for our visit to N10W69 as Kleyver Requena y his wife had other plans for the day). The attendants were: Andres Amadio, Damián Castro, Manuel Balza and wife Aura Colina, Demetrio Rey, Edgar Méndez and wife Daisy Torres and son Daniel; Eduardo Fernández, Hernan Pell and his son Diego, Jean Hendrickx, Luis Molina, Rainer Bostelmann, Vicente Santorsola y Vincenzo Vecchio, his wife Mónica and son Emanuele.
The big question was: should we go ahead and cover the 180 km (110 miles) non-stop to the confluence to get there before sunset, or should we take a break, have lunch, but at the risk of arriving in at dark? We chose the first option. At 3:30pm we stopped at a gas station in Chivacoa, to have a drink, eat a snack, and to discuss the best route. We decide to ask Mr. Alfredo Remón, a confluence hunter via email and he advised us about two different paths to reach the goal. The first one is shorter but somewhat rough and the second one is longer but probably in better shape.
We again made a decision. We opted to follow the shorter route. We would find a place to leave the sedan vehicles and would proceed with the SUVs and 4x4s. Again we stumble upon the kindness of people from the area and found a farm where they would give shelter for the vehicles. After accommodation in the remaining cars, we continued. The road would cross a pair of dried river beds and other small obstacles. The roads are used mostly by tractors and the area farmer's vehicles.
We were guided by our beloved Venrut GPS Map. However, because of some errors in the layouts of the roads and the lack of traffic signs, we became disoriented. We would eventually find our way thanks to our GPS. The scenery was mostly agricultural: large extensions of cultivated land, and cattle farms.
But, it was 4:30 pm and we were still at 15 km (9 miles) away from the confluence on a unpaved road filled now filled with mud. We were tired and hungry, but we were well determined to reach our goal. The last 800 meters (0.5 mile) were particularly difficult. We reached a farm where the confluence is located and asked for permission. The owner allows us in and we reached the confluence at 5:50 pm (around 30 minutes before sunset). We accomplished the zeroes, made the dance of the confluence and took pictures. This was our second confluence that day. We thanked the farmers and initiated the return.
Already at dark, we went to pick our vehicles left at the first farm. We shared a good time and delicious coffee with the residents and workers; however it was time to go. We said goodbye and thank them for their hospitality and went back. In Miranda town, located halfway to Valencia, we had a hearty dinner with Cachapas, Cheese, and steak.
We arrived in Valencia at 10pm and our friends from Caracas reached home past midnight. That was the end of the adventure that started at 7:30 am that day.